Aunque son capaces de sintetizarlos por sí mismas, este proceso supone un alto coste energético.
Por eso, aplicar aminoácidos exógenos —puros y listos para ser absorbidos— les permite ahorrar ese esfuerzo y redirigirlo hacia su desarrollo, recuperación y defensa frente al estrés.
Pero no todos los aminoácidos son iguales.
Elegir los más adecuados puede marcar la diferencia tanto en la eficacia agronómica como en la eficiencia de tus formulaciones
¿Qué hacen realmente los aminoácidos en las plantas?
Su papel va mucho más allá de ser una fuente de nitrógeno:
- Actúan como agentes quelantes, mejorando la absorción de micronutrientes.
- Refuerzan la tolerancia frente al estrés abiótico (temperatura, salinidad, sequía).
- Facilitan la formulación de bioestimulantes, mejorando compatibilidades y sinergias.
- Y en ensayos de campo, su aplicación ha mostrado aumentos de rendimiento de más del 22% (Front. Plant Sci., 2018).
Además, la combinación de varios aminoácidos ofrece mejores resultados que su uso individual —siempre que se respete la dosis óptima para evitar fitotoxicidad.
Entonces… ¿cómo elegir el aminoácido adecuado?
No hay una única respuesta. Dependerá de tu objetivo:
- ¿Buscas un efecto agronómico concreto?
- ¿Tienes restricciones de formulación, solubilidad o compatibilidad?
- ¿Necesitas optimizar costes en uso (€/kg vs % nitrógeno)?
- ¿Tu producto debe cumplir con REACH o FPR?
En Caldic te ayudamos a decidir con criterio
Contamos con una amplia gama de aminoácidos aislados e hidrolizados, procedentes de biofermentación o síntesis, y trabajamos con proveedores competitivos y fiables, adaptados a las exigencias del mercado europeo.
Además, te ofrecemos algo igual de importante: asesoramiento técnico para elegir la mejor opción según tus prioridades.
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Hablemos. Te ayudamos a seleccionar los aminoácidos más adecuados para tus objetivos agronómicos, de formulación, coste o cumplimiento regulatorio.
